Preparad vuestras gargantas
(y tapones)

Cena karaoke

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¿Recuerdas esas cenas aburridas en las que solo se oye tintinear los cubiertos? Tenemos el antídoto, se llama karaoke y es mucho más divertido de lo que los pijos quieren admitir.

Fase 1: se come bien
Fase 1: se come bien

Se empieza sentados, tranquilos (por ahora). Disfrutas de nuestra pasta legendaria, nuestros antipasti sabrosos, tal vez una buena copa para soltar la lengua y las cuerdas vocales. Es el calor antes de la tormenta (sonora).

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Fase 2: transformación en rockstar (o meme viviente)
Una vez que termines de comer, comienza el espectáculo. La pantalla de karaoke se ilumina, el catálogo de canciones (desde los hits inmortales hasta los placeres más culpables) está a tu disposición. El micrófono se convierte en tu cetro (o en tu arma de destrucción masiva... acústica).
Fase 3: la actuación que pasará a la historia. Quizás del lado equivocado.
Fase 3: la actuación que pasará a la historia. Quizás del lado equivocado.

Si eres un ruiseñor o una campana desafinada, este es tu momento. Solos que destrozan tímpanos, duetos improbables, coros de estadio: tus amigos te aclamarán, otros te grabarán a escondidas, y usarán tu actuación para chantajearte durante años.

Fase 4: "¡UNA MÁS!"
Fase 4: "¡UNA MÁS!"

Si ya lo has hecho, ya sabes cómo funciona: al principio se empieza con suavidad y luego todos quieren cantar. Después de las primeras canciones, la prudencia desaparece y las ganas de cantar se apoderan. La velada se enciende y se transforma en una ola sonora que dura hasta altas horas de la noche.